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La vereda del olvido

por Malambo en Bloxito.No leer | 2007-12-20 | 4 Comentarios


Existe una vereda de Santa Teresita que es fatal. Sobre ella los recuerdos y los afectos se olvidan para siempre. Si alguien traspasa sus límites olvidará sin remedio el pensamiento puntual que ocupaba su mente en ese instante. Ya nunca recuperará esas memorias, por más dulces o gratificantes que hayan sido; ni recordará aquel amor, a pesar de haberlo vivido con inusitada intensidad.

Hay un hombre que dice ser víctima de la vereda del olvido. Él amaba profundamente a su mujer, pero ella lo abandonó.

Según cuentan en el barrio, les encantaba estar siempre juntos, pasaban el día entero haciéndose bromas, riendo y cantando. Era frecuente encontrarlos en un bar discutiendo animadamente sobre infinidad de temas hasta muy tarde a la noche. Paseaban de la mano y se sonreían permanentemente. Enredados en abrazos miraban las pocas vidrieras que quedan en el centro durante el invierno y odiaban salir en verano, por los turistas.

Muchos dicen que la mujer también amaba profundamente a su hombre, pero que un día salió sola y lo olvidó. Olvidó las risas, el pasado feliz, los proyectos y todas las esperanzas compartidas.

Los más allegados conjeturan que ella pensaba en él justo cuando pasó por la vereda. Pero así como nadie sabe en que barrio está ese trozo de acera, ni su longitud ni su frecuencia de realidad, tampoco hay alguien que sepa si el rumor es verdadero. Los más escépticos creen que simplemente dejó de amarlo.

Hoy se lo puede ver a él caminando por las calles del pueblo a cualquier hora. Va solo, con las manos enfundadas en los bolsillos y la vista clavada en el piso. Las pocas veces que levanta la cabeza, en los ojos llenos de lágrimas puede descubrírsele una mirada franca.

La angustia debe resultarle insoportable. Cuentan que un día no aguantó más el tormento del recuerdo y decidió salir en busca de la vereda del olvido; desde hace más de un año el hombre pasa cada minuto de su vida pensando en su amada, pero con el único fin de olvidarla.





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Bloxito.No leer | La vereda del olvido (2007-12-20 14:41) | 4 Comentarios

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Comentarios

1
De: Nat Fecha: 2007-12-20 18:53

Eran conocidos en las calles del barrio,
conocidos en todos los bares y tabernas.
Él tan serio, tan alto, tan pálido y delgado,
ella morena y frágil, tan graciosa y pequeña.
Él rondaba, más o menos, los cincuenta,
y ella debía tener no más de veinticuatro.
Él daba clases, creo, en alguna academia,
y ella estudiaba, creo, un curso de italiano.
Bebían y se amaban, o eso parecía,
discutían a veces, a veces sonreían,
se besaban y odiaban, pero nadie es perfecto,
el amor es difícil y extraño en estos tiempos.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

Él entró una noche en el bar de costumbre,
iba vestido todo de riguroso luto,
venía borracho y solo, traía el gesto serio,
y en las manos una corona de difuntos.
Ella le había dejado, nos explicó sereno,
y había decidido considerarla muerta,
y brindar por su olvido y su descanso eterno,
y celebrar su entierro de taberna en taberna.
Así que allá nos fuimos, y para qué contaros:
vasos vinos y risas, alguna vomitona,
abrazos de amistad, eterna aquella noche.
Requiescat y brindemos por ella y su memoria.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

Al salir de El Almendro ya iba muy borracho,
se cayó en el asfalto y me incliné a su lado.
Supe que estaba muriéndose de golpe,
dijo algo en mi oído, se deshizo en mis brazos.
Se lo llevó la ambulancia con su corona y todo,
y yo me fui a cumplir con su encargo maldito.
Llegué hasta el bar que él me había indicado
y busqué a la muchacha entre el humo y el ruido.
Por fin la vi, bailaba muy despacio,
refugiada en el cálido pecho de un muchacho.
Le conté, me escuchó, se abrazó a su pareja.
Yo no sé si lloró, no se veía apenas.

La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.
El sol limpia las calles, la memoria,
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia,
que el amor es eterno mientras dura.

(La extraña pareja - Rodolfo Serrano / Ismael Serrano)


No hay olvido, sólo hay finales.



2
De: Malambo Fecha: 2007-12-20 19:27

Preguntas
ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites y me despiertas en la mitad del día para acostarme en tu recuerdo y eres furia de mi paciencia para mí dime qué diablos hago por qué te necesito quién eres muda sola recorriéndome razón de mi pasión por qué quiero llenarte solamente de mí y abarcarte acabarte mezclarme a tus huesitos y eres única patria contra las bestias el olvido.
Juan Gelman
Debí decir te amo



3
De: Senior citizen Fecha: 2008-01-16 02:27

Digo que te he perdido, pero nunca te tuve.
Digo que te has marchado, pero nunca estuviste.
Los momentos vividos quizá nunca existieron,
las palabras que dije tal vez fueron soñadas.



4
De: Malambo Fecha: 2008-01-16 17:25

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido



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