Según cuenta mi entomólogo de cabecera, hay lugar de USA, donde cultivaban algodón (al sur, para ubicarnos un poco) donde en la plaza del pueblo encontramos un monumento al picudo del algodonero (Anthonomus grandis).
¿La razón? el insecto dañó tantos cultivos de algodón que los productores cambiaron algodón por soja, que en esos años era una novedad.
Tan grandes fueron los beneficios del cambio de algodón por soja, que levantaron un monumento al bicho como sinónimo del progreso que una plaga había traído a la región...
Si existe ese monumento, ni idea. Cosas que cuenta Cosme a los alumnos.
Lo que siempre me pregunto es si, más allá de la estatua a una plaga imposible de erradicar, hay algo más que me cuesta ver, como la capacidad de adaptarse al cambio en situaciones críticas.
Exista o no esa estatua, la historia merece la pena.
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