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Revoluciones sociales ¿causas o motivos?

por Malambo en Bloxito.Reflexiones | 2007-05-01 | 1 Comentarios


Las causas (mecanismos) del estado de permanente revolución social en la Argentina de los '70 me parece un excelente tema para entender una época que marcó a un país extraño, pero también porque aún excita fibras íntimas y porque si entiendes de qué manera se generaron aquellos movimientos revolucionarios (cuál era el contexto, cuáles las necesidades internas, cuales sus mecanismos, etc.), podrás explicarte por qué hoy no parecen viables y, en todo caso, qué tendríamos que modificar en la sociedad para que puedan volver a ser una herramienta efectiva contra las violencias silenciosas.

Hay varias conjeturas que pretenden explicar por qué ocurrían los estallidos revolucionarios en la década del '70 en la Argentina, pero entre todas, la conjetura del espíritu de la época me pareció la más pichulera. Dice que en la Argentina hubo estallidos revolucionarios porque en otros lugares del mundo, más o menos al mismo tiempo, también los había.

La hipótesis me parece desacertada en primer lugar porque es una noción muy vaga, pues todo el mundo sabe que los espíritus no existen y menos espíritus de épocas; pero si con la frase quieren decir «lo que se estila pensar y hacer en un momento histórico determinado» entonces pregunto ¿que estilan pensar y hacer quiénes? Porque si todos pensaban y hacían más o menos lo mismo, entonces los movimientos revolucionarios no hubieran nacido, por la idea misma de “movimiento revolucionario”.

En segundo lugar, porque manifiesta una de las características que, a mi modo de ver, es la más estrecha de la izquierda. El marxismo, por ejemplo, piensa que el hombre es como un corchito flotando en las olas de la sociedad; pone todas las causas afuera y olvida que la creatividad, el talento y la pasión de cada individuo también son capaces de modificar las cosas. En mi opinión, los procesos sociales son una fusión compleja de espontaneidad individual y causación social. No se trata simplemente de «hago porque el contexto obliga» ni tampoco del otro extremo: «soy libre de hacer lo que se me antoje».

En tercer lugar, porque la conjetura no explica cómo surgieron los primeros movimientos revolucionarios: ¿en qué espíritu de la época estuvieron imbuidos, si fueron ellos quienes crearon tal espíritu? Es cierto que el contagio puede explicar una parte, pero pretender que explique la emergencia y la estabilidad de los movimientos me parece demasiado.

En cuarto lugar, porque si no explicamos los mecanismos sociales que producen tal o cual hecho, lo único que hacemos es ponerle nombre a un problema que sigue siendo tan desconocido como antes. Como decía un profesor mío: “no creas que me conoces porque sabes mi nombre”. (En realidad el tipo decía “no creas que has llegado, recién estás en la puerta”, pero aunque tiene la misma cadencia, no puedo usar esta frase como cita porque no tiene nada que ver.)

Mientras que los motivos son efímeros, las causas son permanentes; unos son un golpe de campana que se desvanece en el aire, las otras motores palpitantes que mantienen activas las voluntades. Eso es lo que entendí de unos apuntes kilométricos que acabo de leer. Pero me pareció que los autores eligieron la acepción más política del término 'causa'; quiero decir, el sentido es más el que figura en la frase «luchemos por la causa» que la definición que se le da corrientemente de cambio de estado de un sistema que genera cambios en otro sistema (causa eficiente). Para colmo a mí se me da por cambiarle el significado otra vez: reduzco 'causa' a 'mecanismo' (mecanismo: conjunto de procesos que hacen funcionar un sistema).

En la década del '70 el principal grupo de activistas violentos fue Montoneros. Se dice de este grupo armado del peronismo de izquierda que «seguían una causa». Lo más parecido que tenemos ahora, o que tuvimos, no sé bien porque sus acciones están diluidas, son los piqueteros. Los piqueteros no están armados más que con palos y piedras y su modo de protesta consiste en cortar rutas. De ellos se dice que tienen motivos para actuar, no causas y esto, al parecer, los ubica en un lugar inferior en el escalafón de la lucha social.

Sin embargo, las asociaciones conceptuales causa—Montoneros y motivos—Piqueteros no están explícitamente demostradas y tengo algunos reparos, porque las verdaderas revoluciones siempre persiguieron objetivos trascendentes como Libertad, Fraternidad e Igualdad, no la sumisión a una dupla poderosa (Juan Perón y Eva Duarte) más interesada en la caridad propagandística que en la justicia social. Dudo, en definitiva, que el motor del grupo Montoneros haya sido alguna causa (y mucho menos causas nobles).

A pesar de todo, intuyo que la discriminación entre causas y motivos marcan el camino acertado. Al menos es preferible a la conjetura simplona del espíritu de la época y además, me parece que la idea es más general, puesto que incluye a la anterior, porque bien podría ser que las causas involucren el proceso social de imitación de ideas y actitudes.

Igualmente, considero que aparte de las ideológicas también hay causas materiales (e.g. necesidades compartidas, etc.). Lo que sigue es el extracto de una anotación que hice hace un tiempo que no llegó a madurar en un post. Adelanto que no hay conclusiones ni demostraciones (ni siquiera está bien escrito). Apenas son conjeturas respaldadas en el conocimiento que confío verdadero y que marcan un rumbo de investigación que prejuzgo correcto.

...las personas tienen la capacidad de asociarse y la manifiestan por medio de conductas gregarias. Las preguntas pertinentes son cómo lo hacen y para qué. Las personas son capaces de planear (imaginar futuros posibles a partir de acciones concretas sobre el medio y sobre la sociedad). Las personas manifiestan conductas para satisfacer necesidades (algunas necesidades son fuerzas psicológicas que impulsan las acciones humanas tendientes a alcanzar un nuevo estado homeostático, otras necesidades son biológicas e impulsan conductas para asegurar la subsistencia). Si bien la satisfacción de necesidades biológicas y psicológicas pertenece siempre al ámbito individual, existen necesidades sociales de dos tipos: las que son individuales pero compartidas (dentro de cierto rango) por varias personas (e.g. comer) y las que son globales (e.g. vivir en un mundo en paz). En el primer caso, las personas se asocian para satisfacer las necesidades conjuntas si no las pueden solucionar individualmente y una vez alcanzado el objetivo la asociación se disuelve. En el segundo, los vínculos tienden a ser más estables porque cada uno de los involucrados necesita un compromiso del otro, que implica, a su vez, un compromiso propio o el ejercicio del poder. Uno u otro hecho ocurrirá según la característica de la necesidad que fue el germen de la unión. Necesidades permanentes (e.g. peligro de invasión de otros sectores sociales sobre derechos adquiridos) tienden a formar asociaciones estables (el gremio). Pero si la necesidad se diluye con la consecución del objetivo (e.g. construcción de viviendas luego de un desastre natural) la asociación se desintegra...

Releyendo descubro que no incluí las posturas ideológicas como factor aglutinante y me parece un error no haberlo hecho. De todas maneras, lo que acabo de pegar está muy lejos de contestar el ¿por qué antes sí y ahora no? que me formulaba al principio. Sin embargo, al bucear en la historia de las movilizaciones de fines de los 60 y los 70 en Europa y la Argentina, yo empezaría por indagar las necesidades sociales tanto individuales compartidas como globales, qué mundo soñaban y cómo planeaban realizarlo, las formas que tenían de vincularse, también cuáles eran las ideologías dominantes y, ¿por qué no? el espíritu de la época (aunque primero habría que definir qué significa).

Ahora estoy en busca de historiografía de los movimientos revolucionarios y de su contexto, porque está bueno investigar el tema en sí mismo y porque parece que la respuesta que busco no está escrita, así que habrá que encontrarla en varias partes. Por eso, como decía mi profesor, no creo que haya llegado a ningún lugar, recién estoy en la puerta.


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De: juan Fecha: 2010-04-29 21:56

aganc peina



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