Ellos no recibieron honores, ni los buscaban. Pero tienen poesía, música, arte, memoria. Tienen integridad, valor, respeto. Tienen utopías y sueños. Y nos tienen a nosotros, para que nunca se los olvide. Ni a su lucha, que ahora es nuestra.

Ninguna persona de honor busca honores. Y aunque el aplauso superfluo es frívolo, no lo es el aliento de un compañero. Y aquí estamos, con alientos, utopías y sueños, también con recuerdos para nunca olvidarlos. Ni a su lucha, que ahora es nuestra.