por Malambo en Bloxito.No leer | 2006-04-06 | 2 Comentarios
Es un tipo andrajoso con pelos y barba revueltos y sucios, de esos que uno esquiva porque andan siempre borrachos perseguidos por una jauría a cual perro más flaco y sarnoso. Juntaba cartones y las bolsas en las que viene el cemento mucho antes de que los cartoneros fueran una institución. Nadie sabe cómo ni por qué llegó a ser lo que es, ni que pasiones recorrieron su mente el día que tomó la decisión de abandonarse en el pasado, aunque lo sospecho.
No hace mucho, una de las noches entre el 8 y el 11 de enero, no recuerdo bien pero fue la noche que la lluvia casi no dejaba respirar, lo encontré tirado en el barro infestado de gusanos y heces. Estaba lastimado, tenía heridas profundas en todo el cuerpo que sangraban sobre el agua de lluvia que enseguida se volvía negra y pestilente.
Lo esquivé pero dos o tres pasos después me detuve. Volví y lo cargué sobre mis hombros como alguna vez cargué bolsas de papas. Nos mojó la misma lluvia y nuestros corazones latieron al unísono. Me prometí que esta sería la última vez que lo hacía, que después de esta ya no tendría ganas de volver a intentarlo. Lo lavé, lo sequé, detuve algunas hemorragias y curé todas las heridas. El alcohol no dolió.
Puse sábanas limpias, recién planchadas y lo recosté. El dolor cedió y con la lentitud de las lluvias de verano me quedé dormido. Al amanecer, cuando llevé el desayuno a la cama descubrí con horror que nunca había estado acompañado.
Bloxito.No leer | Carencias (2006-04-06 00:14) | 2 Comentarios
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