por Malambo en Bloxito.No leer | 2006-01-19 | 4 Comentarios
Si hubiera sabido qué le esperaba a su lado, aquel día hubiese tomado por otra calle. Pero las cosas se habían dado así. Lo conoció un día de verano, una magnífica jornada veraniega, soleada y aireada, y Lisboa resplandecía. La avenida se contorneaba como esquivando edificios y decenas de automóviles evaporaban reflejos arremolinados desde sus motores en espera ridícula del paso de peatones solitarios y distanciados.
Uno de ellos había sido él, el último antes que cortara el semáforo. Flaco, de barba, no muy alto pero tampoco bajo, se tropezó con la mesita del bar. Esa fue la primera vez que lo vio. Seguramente lo hubiera olvidado, pero las circunstancias hicieron que volvieran a encontrarse, ahora cara a cara o, mejor dicho, cara a cabeza, porque Diego -como se llamaba el fulano- puteaba en argentino ante un rimero desparramado bajo las mesitas y sillas de otro bar, dos o tres cuadras más allá y unos diez minutos después. En el intento de salir cada uno de su propia isla, o al menos de estirarle un poco los contornos, nació un afecto que se mantendría latente y se convertiría en amistad después de que Diego regresara a la Argentina, cinco años más tarde.
|Seguir leyendo>
Bloxito.No leer | Sello Oficial (2006-01-19 02:17) | 4 Comentarios
Etiquetas: