por Malambo en Bloxito.Otras cosas | 2006-01-01 | 10 Comentarios
Una característica de las actividades científicas es su solapamiento. Áreas de interés común entre la física y la química son tratadas por la físico-química, igual que la bioquímica estudia temas en el que confluyen problemas comunes a la biología y a la química.
También hay combinaciones entre las ciencias y las tecnologías y un ejemplo actual es la biología molecular, tan cercana a sus candentes aplicaciones que el límite entre ciencia, tecnología e industria está desdibujado. Los solapamientos se deben a que el mismo sustrato material tiene propiedades en niveles diferentes de la realidad y la transición entre uno y otro no es abrupta.
¿Pero que ocurre con las pseudociencias? ¿Es posible mezclar el psicoanálisis, por ejemplo, con la Internet? Pues parece que sí. En
un artículo del diario La Nación (Arg.) me entero que luego de pagar una tarifa de 30 a 40 dólares es posible obtener sesiones por medio de chat de una hora psicoanalítica (entre 45 y 50 minutos) y hasta dos veces por semana. Es posible, además, contratar un servicio de 5 sesiones por 70 u 80 euros y hay una versión
freeware que le permite al angustiado enviar dos correos electrónicos como máximo.
Los negocios en decadencia requieren soluciones creativas y no podemos negar que los psicoanalistas han encontado una para defender su kiosco. Uno de los problemas que llevan a tomar estas originales medidas es la emigración de pacientes:
...por el estallido inmigratorio, muchas personas tuvieron la necesidad de continuar con tratamientos iniciados en sus respectivos países, aunque también trabajo con pacientes latinoamericanos que no viven en España...
declaró la psicoanalista Mariana Fiksler en la nota y las justificaciones del método son igual de variadas, por ejemplo esta del psicólogo Ricardo Navas:
cuando invitamos al paciente a recostarse en el diván porque favorece la regresión temática y facilita la aparición de recuerdos, estamos negándole nuestra cara y también negando la suya. En una comunicación por correo electrónico, teléfono o chat, sin cámara web, sucede exactamente lo mismo. En definitiva, trabajamos con la palabra, pero aquí la ortografía, la gramática y la sintaxis serán los lugares donde iremos a buscar ese plus que recibimos del paciente cuando habla en nuestro consultorio.
Desde aquí me animo a sugerirles que aparte de la tecnología del mundo real, empleen con provecho otras ciencias del ultramundo contiguas al psicoanálisis. Podrían, por ejemplo, realizar sesiones por telepatía en las que terapeutas y angustiados sin amigos fijen día y hora para transferencias y contra-transferencias.
Las ventajas son enormes: Dado que los planos de vibración son infinitos, la red telepática jamás se sobrecarga ni se empantana y le da beneficios extras al psicoanalista. Le queda el recurso de declarar que recibió la comunicación y que ha obrado sobre la mente del paciente, aunque en realidad no haya realizado contraprestación alguna. Y el paciente no podrá quejarse, so pena de ser acusado de padecer resistencias. En otras palabras, la comunicación telepática no cambiaría para nada el tratamiento tradicional del diván.
Bloxito.Otras cosas | Psicoanálisis por correo electrónico (2006-01-01 16:13) | 10 Comentarios
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